Por segundo año consecutivo hemos acudido a realizar un proceso formativo de tres sesiones con mujeres privadas de libertad en el centro Penitenciario de Estremera.
En 2019 las sesiones giraron en torno a violencias machistas.
En 2020 la temática ha sido autoconocimiento y autocuidado.
Hemos tratado de contribuir a generar un espacio de bienestar y a mejorar su calidad de vida, con mirada de género y autocuidado, poniendo el foco en sus fortalezas, en generar confianza y en la toma consciente y sana de decisiones, situadas siempre dentro del contexto carcelario en el que se encuentran.
Las cárceles españolas albergan a 4.518 mujeres presas, que representan un 7,6% de la población privada de libertad y el récord de encarcelamiento femenino en Europa occidental, donde el porcentaje es del 4,5%. Además, mayoritariamente son mujeres racializadas o gitanas y siempre empobrecidas.
Las mujeres presas viven multitud de violencias, antes y durante su encarcelamiento, donde sus condiciones de vida en las prisiones españolas son «mucho más duras» que las de los hombres. Cuando una mujer entra en prisión sufre una triple condena: social, personal y penitenciaria, que dificulta terriblemente su inclusión social posterior.
Todos los encuentros los hemos diseñado y realizado con mucho mimo, utilizando música y baile, collage y otras herramientas lúdico-artísticas que facilitan la expresión y la comunicación de sus emociones y necesidades.
Para nosotras ha sido de nuevo una experiencia enriquecedora y esperamos volver, en coordinación con la Fundación Fomento Hispania y con la Confraternidad Carcelaria de España.